martes, 22 de noviembre de 2011

BIENESTAR UNIVERSITARIO CAMPUS VIRTUAL

LAS HABILIDADES SOCIALES
DESARROLLO SOCIAL : HABILIDADES SOCIALES

DIANA M. VILLA-ROEL GUTIERREZ. Msc.



OBJETIVO GENERAL: Fortalecimiento de procesos reflexivos que promueven el conocimiento de sí mismo, el desarrollo de las habilidades para vivir, la promoción de competencias que facilitan las relaciones inter e intrapersonales, en las dimensiones psicoafectiva, social, espiritual e intelectual, contribuyendo  a  mejorar el ajuste personal y por ende la calidad de vida de las personas.
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LAS HABILIDADES SOCIALES


Es frecuente que a la consulta psicológica las personas lleguen manifestando un alto nivel de insatisfacción en una o varias áreas de la vida, con esto se genera en alto grado de desgaste mental. Para evitar esto hay factores en los cuales se pueden incorporar cambios, como parte de la vida cotidiana, para llevar a vivir un día a día más amable, sin conflicto y de manera funcional. Uno de estos factores es el fortalecimiento de las Inteligencia Emocional y las Habilidades Sociales, las cuales  están íntimamente ligadas a la efectividad en distintos ámbitos de la vida.

El término Inteligencia Emocional se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás, la Inteligencia Emocional no es ahogar las emociones, sino dirigirlas y equilibrarlas. 

El concepto de Inteligencia Emocional, aunque esté de actualidad, ya que Goleman (1999) retomó el concepto aplicándolo a la evolución de las organizaciones actuales, los referentes de este concepto se encuentran en la teoría de Inteligencia Social del psicólogo Edward Thorndike (1920) quien la definió como "la habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres, muchachos y muchachas, y actuar sabiamente en las relaciones humanas".

La teoría de las inteligencias múltiples planteadas por Howard Gardner (Universidad de Harvard, Frames of Mind, 1983), lleva implícito el concepto de Inteligencia Emocional como parte de los 7 tipos de inteligencia: 

1. Inteligencia Lingüística, relacionada con la capacidad verbal, el manejo del lenguaje. 
2. Inteligencia Lógica, la cual se relaciona con el desarrollo de pensamiento abstracto, la precisión y la organización a través de pautas o secuencias. 
3. Inteligencia Musical, referida a las habilidades musicales y ritmos. 
4. Inteligencia Visual – Espacial; contiene la capacidad para integrar elementos, percibirlos y ordenarlos en el espacio, y poder establecer relaciones de tipo metafórico entre ellos. 
5. Inteligencia Kinestésica, abarca lo relacionado con el movimiento, desde lo corporal hasta el manejo de los objetos y los reflejos. 
6. Inteligencia Interpersonal: Implica la capacidad de establecer relaciones con otras personas. 
7. Inteligencia Intrapersonal: Se refiere al conocimiento de uno mismo y todos los procesos relacionados, como autoconfianza y automotivación.

Estas dos últimas se relacionan directamente a las habilidades sociales; Gardner la define así: "La Inteligencia Interpersonal se construye a partir de una capacidad nuclear para sentir distinciones entre los demás: en particular, contrastes en sus estados de ánimo, temperamentos, motivaciones e intenciones. En formas más avanzadas, esta inteligencia permite a un adulto hábil leer las intenciones y deseos de los demás, aunque se hayan ocultado..." por otra parte la Inteligencia Intrapersonal es descrita como "el conocimiento de los aspectos internos de una persona: el acceso a la propia vida emocional, a la propia gama de sentimientos, la capacidad de efectuar discriminaciones entre las emociones y finalmente ponerles un nombre y recurrir a ellas como un medio de interpretar y orientar la propia conducta..."

Todos los autores coinciden en que la Inteligencia Emocional se evidencia como una  capacidad que implica el reconocer los propios sentimientos, los sentimientos de los demás, lograr automotivación (motivación intrínseca) en los sistemas de mantenimiento de las relaciones que sostenemos con otras personas y con nosotros mismos. Esto conlleva el manejo de las emociones de manera intencional, guiándolas como lo que son: resultados de procesos mediados por ideas racionales o irracionales generadas en procesos de pensamiento; la meta final es lograr que las propias emociones trabajen para nosotros, utilizándolas con el fin de que ayuden a guiar comportamientos y a pensar reestructurando procesos de manera que se mejoren los resultados de las relaciones.
En otras palabras: “La Inteligencia Emocional es la capacidad de sentir, entender y aplicar eficazmente el poder y la agudeza de las emociones como fuente de energía humana, información, conexión e influencia...” (Coopers y Sawaf, citados por Goleman, 1999).

Como se evidencia en correspondencia  la efectividad de la Inteligencia Emocional  radica en el manejo de las emociones, en cómo se identifican, cómo se controlan y cómo se utilizan de manera productiva, tanto en la percepción interna (la forma como se les da significado), lo que cada persona hace con sus emociones, la forma como las refleja en el comportamiento y por ende la forma como las proyecta con los demás. 

Evidentemente la Inteligencia Emocional tiene una alta carga de autoconocimiento. En este contexto las emociones tienen una función determinante y significativa en la manera como se dirige la propia vida; se generan estímulos y energías (activaciones) poderosas para alcanzar objetivos; pero también pueden generar manejo inadecuado de frustraciones que inhiban pensamientos y acciones, bloqueando la consecución efectiva de las metas propuestas. 

Para que la Inteligencia Emocional sea efectiva debe existir CONCIENCIA DE UNO MISMO, esta competencia determina el modo en que nos relacionamos con nosotros e  implica la conciencia de nuestros propios estados internos, recursos e intuiciones. Conlleva tener mínimo estos factores en control: 

1. Conciencia emocional: reconocer las propias emociones y sus efectos.
2. Valoración adecuada de uno mismo: conocer las propias fortalezas y debilidades.
3. Confianza en uno mismo: seguridad en la valoración que hacemos sobre nosotros mismos y sobre nuestras capacidades.

Adicional a esto en la Inteligencia Emocional aparece como elemento determinante la AUTORREGULACIÓN, esta es definida como el control de los propios estados emocionales, impulsos y recursos internos. 

Una persona con esta capacidad presenta:

1. Autocontrol, entendida como la capacidad de manejar adecuadamente las emociones y los impulsos conflictivos. 
2. Confiabilidad, evidenciada en la fidelidad al criterio de sinceridad e integridad. 
3. Integridad, mostrada en la capacidad de asumir la responsabilidad de nuestra actuación personal. 
4. Adaptabilidad, entendida como flexibilidad para afrontar los cambios. 
5. Innovación, lo cual lleva a sentirse cómodo y abierto ante las nuevas ideas, enfoques e información.

También con la Inteligencia Emocional encontramos la MOTIVACIÓN como guía que facilita el logro de los propios objetivos. Este factor tiene: 

1. Motivación de logro, lo cual lleva a esforzarse por mejorar o satisfacer un determinado criterio de excelencia. 
2. Compromiso que permite secundar los objetivos del grupo al que se pertenece (familia, trabajo, etc.). 
3. Iniciativa, que permite la prontitud para actuar cuando se presenta la ocasión. 
4. Optimismo, mostrado con base en la persistencia en la consecución de los objetivos a pesar de los obstáculos y los contratiempos.

Otro componente asociado a la Inteligencia Emocional es la EMPATIA, definida como conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones ajenas, conlleva a la comprensión de los demás, lo que facilita tener la capacidad de captar los sentimientos y los puntos de vista de otras personas e interesarnos activamente por las cosas que les preocupan. En los espacios laborales se muestra traducida como orientación hacia el servicio, es decir, anticiparse, reconocer y satisfacer las necesidades de los clientes. La empatía conlleva la capacidad de aprovechar las ventajas que trae la diversidad, es decir en las diferencias no se ve amenaza, se ven oportunidades que nos brindan diferentes tipos de personas y finalmente la conciencia política, entendida en el contexto de ser una capacidad que conlleva a darse cuenta de las corrientes emocionales y de las relaciones de poder subyacentes en un grupo.
Finalmente en el proceso de desarrollo de la Inteligencia Emocional se encuentran las HABILIDADES SOCIALES, capacidad asociada con el inducir respuestas deseables en los demás, se muestra con: 

1. Influencia: utilizar tácticas de persuasión eficaces.
2. Comunicación: emitir mensajes claros y convincentes.
3. Liderazgo: inspirar y dirigir a grupos y personas.
4. Catalización del cambio: iniciar o dirigir los cambios.
5. Resolución de conflictos: capacidad de negociar y resolver conflictos.
6. Colaboración y cooperación: ser capaces de trabajar con los demás en la consecución de una meta común.
7. Habilidades de equipo: ser capaces de crear la sinergia grupal en la consecución de metas colectivas.

Con estos factores debemos analizar que en los últimos años, con el desarrollo de los estudios del manejo social de la Inteligencia Emocional y su impacto se ha concluido lo siguiente :  
  • Los resultados de numerosas investigaciones sobre las prácticas y comportamientos, asociados al manejo de la Inteligencia Emocional, han evidenciado las ventajas de este manejo asociado al exito en diferentes esferas de la vida.
  • Los hallazgos de investigaciones en la esfera de las neurociencias han permitido identificar procesos fisiológicos que se generan por las emociones y cómo estos procesos inducen determinados comportamientos y cómo puede ser posible controlarlos y utilizarlos, si tomamos conciencia de los estados que se generan y aplicamos determinados enfoques, técnicas y formas dominio comportamental.